"Enredados con la eficiencia,
hemos olvidado para qué queremos
ser eficientes después de todo"

Julio Olalla.

martes, 16 de agosto de 2011

Miedo, Malas Prácticas y Ejecutivos de corto plazo.


No es difícil encontrarnos aún en algunas organizaciones "modernas" con antiguos paradigmas... quizá uno de ellos aún atesorado y validado guarda relación con el "cómo ejercemos el poder" en nuestras empresas.
En este contexto parece ser que todo está permitido y que cuando se trata de gerenciar, cuanto mayor el calce con este paradigma ... mejor. 

Durante largo tiempo asociamos la figura de un jefe "idóneo", con aquel que se imponía ante su gente. Aquél que conseguía que las cosas pasaran -a toda costa- y que era el principal gatillador de la alta productividad en la empresa. Un sinnúmero de convicciones bien arraigadas dieron forma a este tipo de gestión en la cual el miedo gozaba de licencia para alcanzar los objetivos trazados y con la cuál comulgan aún muchos ejecutivos no dispuestos a "mostrar flaqueza o debilidad"

Muchos todavía porfiadamente insisten en que da resultados. Lo que si es seguro es que toman como evidencia resultados de corto plazo. 

Es muy probable que una gestión a través del miedo ponga a la gente de cabeza en su trabajo y se consigan ciertos resultados aparentemente positivos de manera rápida. Lo que no es menos cierto, es que esta gestión tiene mala muerte. 

A título personal yo le llamaría una gestión negligente con la Organización y mucho mas negligente con las personas por supuesto. Esto último ha sido largamente discutido: esta gestión paraliza la creatividad, reduce el desempeño eficiente, enferma y daña psicológicamente a las personas (incluso a su ejecutor), pulveriza la confianza en la empresa, entre otros importantes factores ...hace mucho daño. 

Pero, ¿cuánto se daña a la empresa misma con este tipo de gestión?
Acuño el termino ejecutivo de corto plazo para demostrar su pasar negligente por la organización. Llegan probablemente rápido a altos cargos directivos producto de las jugadas express que les permite el miedo y el abuso de poder y así como consiguen rápido el éxito, muchos se van en busca de mas y mejores proyecciones. En el mejor de los casos, cierta cuota de lucidez en el Directorio los invita a abandonar sus cargos.

A su paso, todo queda semidestruído. Los equipos de trabajo, el clima laboral, el entusiasmo, los estados de ánimo...las personas. Nada parece sobrevivir a estos huracanes. La empresa misma, y el sentido tras la marca se desvalorizan. Para entonces, quienes estaban altamente comprometidos y tenían un buen CV probablemente arrancaron a atrincherarse en otras empresas.  

¿Que le queda a la empresa entonces? 
Quizá la desesperanza y el conformismo como estados de ánimo basales. 

Pero ¿que hay tras estas malas prácticas? 
Cuestionar nuestros modelos mentales en relación al poder, al liderazgo, al cómo se moviliza a la gente quizá sea un buen comienzo.
Cuestionar nuestros juicios en relación a mi rol en la empresa. Cuestionar nuestros juicios en relación a lo que es gerenciar, supervisar, etc. 
Si somos mentores del miedo en la empresa...¿Cuál es nuestro propio miedo? ¿Qué nos mueve a hacer gestión desde allí? ¿Cuáles son los supuestos con los que he estado operando?
Que juicios tengo de la confianza, de la horizontalidad, de los estilos apreciativos y menos directivos, de la vulnerabilidad, del error, etc.
¿Dónde aprendí a gestionar desde allí? ... desde el miedo.
¿Cuándo me dió resultado esta gestión desechable?

Quizá si me detengo a observar mis recursos internos, y trabajo en ello, me encuentre con la sorpresa que SI tengo disponible nuevas y mejores herramientas para la gestión de personas. Encontrando nuevas herramientas, es mas probable que nos creamos capaces de soltar esas añejas formas de ejercer "poder"....un poder por cierto mal entendido.